Por segundo año consecutivo en el Turó de la Peira no celebramos la Fiesta de Sant Joan. Los eventos acaecidos aquella verbena de 2022, cuando una multitudinaria fiesta ilegal tomó al barrio por sorpresa, derivando en hechos violentos que dejaron como saldo varios heridos por apuñalamiento y donde hubo hasta disparos con armas de fuego, fueron la gota que colmó el vaso de una situación que venía siendo alertada por los vecinos desde hacía varios años.
Aquella noche de Sant Joan, los vecinos indefensos fueron presa del incivismo y la violencia de aquellos que no respetan nada, ni nadie. Ambientada a rabiar con vehículos armados hasta los dientes con poderosos amplificadores, los incívicos convirtieron una emblemática y tradicional fiesta comunitaria en una peligrosa pesadilla colectiva.
No hubo razón, sólo la ley del más fuerte. Del “aquí hago lo que me viene en gana, cuando me da la gana”, valdría acotar, porque se les permite.
Tal como lo manifestaron los vecinos, en una comunicación de fecha 30 de junio de 2022 dirigida al Ayuntamiento de Barcelona - Distrito Nou Barris, ya desde 2018 se venían haciendo reiteradas denuncias, que cayeron en saco roto, de cómo la Fiesta de Sant Joan en el Turó de la Peira se estaba degradando.
Dadas las circunstancias, llevamos dos años con un disuasivo operativo policial, un despliegue más que necesario que envía un claro mensaje a aquellos que piensan que el Turó de la Peira es la tierra de nadie, que pervierten el espacio público, la vida en comunidad y deshumanizan a los vecinos.
Como lo hemos venido manifestando desde esta Asociación
en cada tribuna pública en la que participamos, es fundamental que las Autoridades den respuesta oportuna y efectiva al reiterado clamor de los vecinos para que se garantice el orden, el derecho al descanso, a una vida segura, digna y en paz en un barrio residencial.
No podemos seguir languideciendo llamando al 112, mientras se repiten una y otra vez episodios que ponen en jaque la tranquilidad de las comunidades de vecinos.
Por otra parte, insistimos en la necesidad de ejecutar acciones y campañas institucionales de civismo para fomentar la sana convivencia, el respeto al otro, en definitiva, de educar para poner en valor las elementales normas de convivencia que garantizan la vida en comunidad. Solo así será posible vivir en armonía en un barrio obrero multicultural.
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